Como venía comentando en mi último post, la imagen de nuestra empresa acaba siendo la que nosotros queramos vender. De nada sirve decir que somos los mejores si, a la primera de cambio, nuestro producto nos deja en evidencia. O vender una imagen elitista cuando nuestros propios empleados nos ponen una y otra vez en evidencia.
Las grandes empresas, tienen departamentos especializados en la imagen corporativa. De esta manera consiguen que tanto sus empleados, como sus clientes, les vean de la manera que a ellos más les interese.
Pero la pregunta es, ¿qué pasa con aquellas que no tienen la fuerza suficiente? ¿cómo se las arreglan?.
El primer tipo de empresa y de la que me gustaría hablar en este post, son las de I+D. Muy cuidadas en el pasado, recibían numerosas subvenciones que las convertían en pseudoempresas, capaces de tirarse años desarrollando un producto que pudiera no tener cabida en el mercado.
Pero la realidad ha cambiado, y es cada vez más frecuente encontrar empresas que saben lo que el prospecto busca y como ayudar a satisfacer sus necesidades.
Las principales características de este tipo de organización son las siguientes:
- Su objetivo es ante todo la investigación y desarrollo de nuevas funcionalidades para determinados productos. Saben lo que quieren y como conseguirlo, aunque no siempre puede dar resultado.
- Son empresas con visión para identificar las necesidades del mercado y elaborar planes para satisfacerlas.
- Suelen ser empresas compuestas por personas con una base de conocimientos muy sólida. Con especialistas en su materia y con dilatada experiencia.
- Cobra mucha importancia el ser capaces de mejorar cada día y superarse, les encantan los retos y los problemas, porque les ayuda a mejorar.
Como podemos ver en estas características, es posiblemente, la tipología de empresa más complicadas de llevar por el empresario si no tiene las cosas claras.
En muchas ocasiones, estas empresas, son dirigidas por personas que disfrutan de la investigación, pero no tienen realmente conocimientos de las necesidades o demandas del mercado y de si realmente el producto tendrá un mercado al que dirigirse y que mostrará interés en comprar el producto.
Debemos ser cautos a la hora de llevar al grupo humano y ponerles unos objetivos realistas mensualmente. No todo debe estar destinado a la investigación, sino a realizar estudios de mercado, preguntar a aquellas personas que creamos interesadas, que echan en falta o que les gustaría cambiar del producto que ya tienen. El contacto de personas con otras personas dará un valor más humano al producto y será más fácil que al final todo salga bien y el producto se venda.
Debemos, por eso mismo, centrarnos en contentar a nuestros clientes y no a nosotros mismos, porque en su mano, está la clave del éxito o fracaso de nuestra empresa.