Me encantan los refranes y las citas celebres, así que dejadme que hoy comience compartiendo con vosotros dos de mis frases favoritas:
1º- “El que la sigue la consigue”
2º- “Si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo”
La primera proviene del acervo popular (hasta dónde yo sé, si alguien conoce su autoría que por favor me la diga) y la segunda es nada más y nada menos que de Albert Einstein. Para mí las dos deberían ir juntas, porque por un lado la perseverancia es imprescindible para conseguir tus objetivos y por otro si la estrategia que estás utilizando para conseguir esos objetivos no funciona y no la cambias, acabarás comiéndote los mocos, como vulgarmente se dice.
Todo esto viene al caso de mi objetivo en aquel momento: conseguir una cita de venta con algún cliente. Y he de decir que tuve suerte. Había perseverado y supe cambiar de estrategia cuando vi que los resultados no estaban resultando buenos. Por eso un día me encontré con dos citas comerciales en mi agenda. Una agenda que me había comprado ex proceso y que ya me estaba dando vergüenza ver tan vacía.
El perfil de mis dos citas no podía ser más dispar. Uno era el dueño de un disco bar en el centro de Madrid y la otra era dueña de una empresa de limpieza y mantenimiento. Ya veis, amigos, que cualquier tipo de empresa está interesada en aparecer en Internet. Al hombre lo conocí haciendo zona por su barrio y a la mujer la contacté vía telefónica a través de nuestra base de datos. A partir del primer contacto el procedimiento había sido el habitual: mandarles la información sobre nuestro servicio de creación de webs y esperar dos o tres días para llamarles y ver si estaban interesados.
En esta ocasión ambos habían estado interesados (¡oh, milagro!) y ahora el siguiente paso era quedar con ellos para poder explicar el servicio en persona y resolver cualquier posible duda. Así que quedé en pasarme por la disco bar al día siguiente (hay que golpear mientras el hierro está caliente). La cita con la empresa de limpieza quedó marcada para dos días después.
Estaba bastante satisfecho conmigo mismo, aunque algo nervioso porque ninguno de mis compañeros podría acompañarme a la primera cita con el disco bar. No sabía que las cosas no iban a salir exactamente como yo las había planeado.