Corbata RojaCuando llegué a casa corrí a encerrarme en mi habitación. En la mano sostenía aun el papel dónde había garrapateado el número de teléfono de aquella empresa. Creo que me quedé un rato mirándolo hasta que al fin me decidí a llamar. La voz al otro lado de la línea sonaba juvenil y amable, voz de comercial, pensé.

La conversación no duró demasiado y sin saber muy bien cómo me encontré citado dentro de dos días para una entrevista de comercial en una nueva empresa de fuerza de ventas. Siempre que lograba concertar una entrevista de trabajo seguía el mismo ritual:

  1. Es muy importante conocer el sitio en el que, con suerte, vas a trabajar. Por eso siempre solía meterme en la web de la empresa con la que tenía una entrevista. Eso me ponía en alerta sobre lo que podrían preguntarme e incluso me daba alguna idea de cómo debía de vestirme para la entrevista. Por ejemplo, ponerme traje si todos los trabajadores llevaban traje.
  2. Buscar información en internet. Si es una empresa más o menos grande lo más probable es encontrar varias opiniones en foros y también alguna que otra pista sobre por donde van a ir los tiros en la entrevista. Tengo que reconocer que más de una vez he evitado ir a una entrevista después de leer lo que se decía de la empresa en internet.
  3. Preparar lo que iba a decir en la entrevista. No le recomendaría a nadie la improvisación. Es mejor ir con respuestas preparadas para todas las posibles preguntas que puedan hacerte, y creedme si os digo que cuando has estado en varias entrevistas ya puedes tener tu propia lista de preguntas frecuentes. Cosas como “¿dónde te ves dentro de diez años? o ¿por qué te gustaría trabajar con nosotros?”.
  4. Preparar mis propias preguntas. Normalmente cuando el entrevistador termina de interrogarte llega el turno de que tú le hagas alguna pregunta. Es un buen momento para mostrar interés por la empresa, algo que suele valorarse bastante bien.
  5. Actualizar mi currículo antes de llevarlo a la entrevista. Personalmente le daba mucha importancia a la foto y procuraba que fuese lo más reciente posible.

Por fin llegó el gran día. Había decidido que iría bien con una camisa. Arreglado pero informal, como suele decirse. Tras recibir en casa los ánimos de rigor cogí mi curriculum y me dirigí al lugar dónde sería la entrevista. Estaba ansioso por conocer a mis entrevistadores.