Corbata RojaSi algo aprendí durante el cursillo de comercial es que la gente dice mucho más con sus gestos que con sus palabras. Julián nos enseñó la importancia del lenguaje no verbal y el significado oculto de los gestos.

De hecho, según los expertos, solo un 7% de la comunicación es a través de palabras. El 93% (ósea, la gran mayoría) es no verbal: tono de voz, posturas, expresiones faciales, gestos…Un comercial tiene doble trabajo, por un lado debe estar atento al lenguaje no verbal de la persona con la que habla y por el otro tiene que controlar su propio lenguaje no verbal para transmitir lo que de verdad desea transmitir.

Aprendí lo que nunca hay que hacer cuando se está reunido con un cliente, y lo que se recomienda. Algunos ejemplos:

  • No se puede mirar al reloj cuando te están hablando. Quien te habla pensará que crees que te están haciendo perder el tiempo.
  • Para mostrar interés está bien inclinar la cabeza hacia adelante, como si quisiéramos escuchar mejor lo que nos están diciendo.
  • Otra forma de mostrar interés es asentir con la cabeza de vez en cuando. Un gesto de asentimiento significa que estamos atendiendo y que le animamos a continuar hablando. Tampoco hay que pasarse y estar moviendo la cabeza constantemente, podemos esperar a las pequeñas pausas que haga el cliente al hablar.
  • Si queremos transmitir confianza y dar la impresión de que sabemos de lo que estamos hablando nada mejor que juntar los dedos de ambas manos, cada uno con su pareja. Igual que lo hace el Sr. Burns cuando dice aquello de excelente.
  • Una cosa que me hizo mucha gracia fue lo de las manos en los bolsillos. Al parecer llevar las manos en los bolsillos con los pulgares asomando es símbolo de autoridad y confianza, mientras que llevar los pulgares metidos en los bolsillos es justo lo contrario.

Julián nos recomendó que abriésemos bien los ojos y empezáramos a fijarnos más en los gestos de la gente. Ver su lenguaje corporal e intentar extraer su significado. La verdad es que utilizando el transporte público a diario no me faltaba gente a la que mirar.

Se me descubrió un mundo completamente nuevo, ahora observaba mucho más a la gente: su forma de moverse, de gesticular… Todo ello ahora tenía ahora un significado para mí. Me sentía casi como un telépata, capaz de adivinar el pensamiento solo por los gestos de la gente. Desde luego, lo de ser comercial estaba resultando mucho más interesante de lo que esperaba.