Debería continuar con el análisis de las diferentes vías para captar clientes, pero vais a permitidme que lo deje para el próximo día. El caso es que repasando mis anteriores publicaciones me he dado cuenta de que este es mi decimo post (¡diez episodios de Gastando suela!; desde luego, es más de lo que aguantan algunas series en antena) y creo que eso merece algo especial. Si, señoras y señores, se podría decir que estoy de celebración, y como en toda celebración es obligado decir una palabras sobre los que la han hecho posible. Me refiero, por supuesto, a Brainstormer, que me apoyó cuando propuse tener mi propia sección en este blog y que siempre me anima a seguir escribiendo.
Brainstormer surgió en 2011 como un proyecto de cuatro estudiantes de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de la UAM. ¿El proyecto?, diseñar el plan de empresa de una consultora especializada en aumentar las ventas de sus clientes, partiendo de una idea rompedora, si no vendemos, no cobramos. El concepto gusto tanto que aquellos estudiantes recibieron el Premio Espíritu Emprendedor, otorgado por el ministerio de Educación y Cultura.
La cosa podría haber quedado ahí, en un sobresaliente proyecto universitario y un bonito recuerdo que enseñar. Después de todo, aquellos jóvenes tenían un futuro prometedor. Seguramente con su potencial podrían haber trabajado donde hubiesen querido. Incluso alguno de ellos ya trabajaba y no le iba nada mal. Pero sin duda su ambición era tan grande como su talento así que decidieron probar suerte e intentar que aquel proyecto se convirtiera en una realidad.
Y vaya si lo consiguieron. Pronto llegaron más premios y reconocimientos: el premio Accésit del CIADE, el Accesit premio Madrid Emprende y el reconocimiento nacional a los jóvenes emprendedores españoles. Todo el dinero de los premios fue reinvertido en la empresa, que alquiló unas oficinas a las afueras de Madrid. Empezaron a llegar los primeros clientes y hubo que reclutar más comerciales para hacer frente a la creciente demanda. Yo fui uno de los que oyó la llamada de Brainstormer y tras un curso intensivo de técnicas de venta me incorporé al equipo.
Después Brainstormer se constituyó oficialmente como empresa y nos trasladamos a las oficinas del Parque Científico de Madrid. Eso fue en junio de este año y desde entonces el Parque se ha convertido en nuestra base de operaciones (aunque a veces es difícil encontrarnos allí, ya que estamos todo el día de cita en cita o vendiendo).
Actualmente Brainstormer cuenta con un equipo joven pero sobradamente preparado, integrado por especialistas en marketing, económicas, ADE y titulaciones tan dispares como informática o biología. Todo pensado para poder vender casi cualquier cosa. Para que os hagáis una idea, nuestra lista de productos incluye desde seguros de asistencia sanitaria hasta biosensores, pasando por páginas web o cursos de inglés. Solo puedo calificar lo conseguido hasta ahora con una palabra: impresionante.
¿Cuál es la clave del éxito de Brainstormer? Ante esta pregunta siempre existe la tentación de recurrir a la falsa modestia y decir que simplemente ha habido suerte. Pero eso sería atribuirle a la suerte un mérito injustificado. La suerte no ha tenido nada que ver. En este caso los ingredientes son una buena idea, trabajo duro y un equipo humano que reúne el mayor número de virtudes profesionales y personales que yo haya visto nunca. Con estos mimbres no es de extrañar que Brainstormer haya irrumpido con fuerza en el panorama del outsourcing comercial. Y que esté aquí para quedarse.
Saludos de un comercial.