Cuando comenzaste tu negocio, seguro que esperabas que tus trabajadores aprovechasen al máximo las características por las que les contrataste, y así dieran lo mejor de sí mismo para tu empresa. Y la razón es bien fácil, todo el mundo sabe que una persona que consigue estar al máximo de sus capacidades trabaja mejor y da mayores frutos a tu empresa que otro que no las aprovecha del todo.
Pero hay un factor que puede afectar, y mucho, a la mayoría de tus trabajadores, y ése, es la presión. Seguro que has oído la típica frase de “se crece ante la presión”. No voy a ser yo quien ponga en duda el que haya gente que se crezca en esta situación, pero en mi opinión, la mayoría de los personas no son así, y trabajar en ese ambiente provoca en ellos un estrés que merma de alguna manera su rendimiento.
Un ambiente laboral en el cual el jefe ejerza una gran presión sobre sus empleados no es bueno. Debes presionar a tu personal hasta cierto punto, debes motivarles para hacer su trabajo, que tengan un comportamiento adecuado cuando estén en su puesto laboral, ciertas normas de vestimenta…, pero estas no son situaciones que afecten al rendimiento de un trabajador, son unas normas que todos los empleados aceptan y les parecen lógicas. ¿Cómo no va a poder el jefe obligar a sus empleados a acabar su trabajo o a tener cierto comportamiento dentro de la empresa? Claro que si puede, y debe, para eso les paga.
Pero me estoy refiriendo a otro tipo de presión, a una presión excesiva o abusiva, por llamarla de alguna forma. Como por ejemplo, por cualquier motivo, la empresa debe preparar una presentación para dentro de dos días, y algunas personas de la plantilla cargan con esa tarea. Encima de que comerán menos o se quedarán sin dormir, deben soportar la tensión de tener realizado el trabajo para dentro de dos días.
No hay duda de que acabarán la presentación, pero ése mismo trabajo hecho en un tiempo adecuado (más días) sin el agobio de terminarlo en tan poco tiempo, habría estado mejor hecho. Esta situación de presión con algo más de organización podrías haberla evitado, lo ideal habría sido que tus empleados tuviesen el tiempo necesario para preparar esa presentación, seguro que al terminar su labor estarías más contento con el resultado, evitando chapuzas.
Otra situación de presión abusiva podría ser aquella en la que tus empleados tengan la sensación de que por cualquier fallo que cometan le vas a montar un zipi zape, y esa situación debes evitarla a toda costa, ya que provocará en ellos miedo a cometer cualquier error. Limitarás su forma de hacer el trabajo por miedo a esa reprimenda, por lo que no conseguirás que aprovechen al máximo sus cualidades. La presión no va a provocar que tus trabajadores no hagan su trabajo, sino que va a provocar que las tareas que hayan realizado no estén tan bien hechas con respecto a lo que tú que querías.
Es una realidad que en un ambiente laboral libre de una presión abusiva se trabaja mejor. Tus empleados van a estar más tranquilos y serenos, y en ese estado es mucho más fácil rendir. Es tan cierto como lógico que la presión abusiva afecta al rendimiento de los trabajadores, y si lo piensas, seguramente a ti tampoco te guste trabajar en un ambiente así.
Un buen líder debe cargar con la presión del equipo, absorberla como una esponja y convertirla en motivación para sus empleados. ¿Por qué crees sino que el entrenador del Real Madrid, José Mourinho, decide cargar con toda la presión de su equipo realizando las declaraciones que realiza y teniendo una actitud tan chula y desafiante? Porque sabe que sus jugadores van a rendir a un nivel más alto si carga él con toda la presión, consiguiendo que cuando salten al terreno de juego estén más liberados y tranquilos. Las aptitudes son importantes, el estado de ánimo fundamental.
Javier González – Director de ventas y Servicios corporativos.