¿Publicidad subliminal en esta entrada? Que va…
Foto: Steve Snodgrass vía Flickr
Todos hemos oído hablar de la publicidad subliminal, en muchos casos lo que se cuenta sobre ella son meras leyendas urbanas. En España la ley General de publicidad, vigente desde 1988, considera la publicidad subliminal algo ilegal y la define como aquella publicidad que por ser emitida con estímulos en el umbral de la sensibilidad no es conscientemente percibida.
El uso de la publicidad subliminal se remonta a 1957, año en el que, según dicen, James Vicary llevó a cabo un experimento que consistía en incluir fotogramas con mensajes publicitarios en las películas que eran exhibidas en los cines de estados únicos. Según la teoría, no podemos ver las imágenes que se proyectan a una velocidad de 14 imágenes por segundo, pero nuestro cerebro sí que las percibe. Los mensajes subliminales insertados por Vicary eran del tipo “Beba Coca cola” o “Coma palomitas”. Vicary dijo que con su experimento consiguió que las ventas de Coca cola y de palomitas se disparasen. El creía que esas imágenes que pasaban demasiado rápido para verlas pero si eran percibidas por nuestro cerebro podían influir sobre nuestra voluntad, condicionando nuestros actos y obligándonos a hacer ciertas cosas (beber Coca cola, en el caso del experimento). Años más tarde Vicary, en una verdadera vuelta de tuerca a la historia, declaró que los experimentos habían sido en realidad un montaje publicitario y que los resultados eran falsos.
La supuesta efectividad de la publicidad subliminal ha sido puesta en duda muchas veces. Uno de los más curiosos ejemplos se hizo en Canadá, dónde se insertó un mensaje subliminal en un capítulo de una de las series de más éxito de la parrilla. El mensaje era Llame por teléfono ya, y tras la emisión del capítulo se le preguntó a 500 personas que habían visto la serie cual creían que era el mensaje subliminal que se había emitido. La mayoría dijeron que había sido un anuncio de una bebida o de algo de comer, pues habían sentido hambre o sed durante la emisión. Nadie pudo decir cuál era el mensaje de verdad (el “Llame por teléfono ya”). Sobra decir que la compañía de teléfonos canadiense tampoco registró ningún aumento de las llamadas telefónicas por la emisión del mensaje.
Por tanto, a pesar de los recurrentes mitos sobre la publicidad subliminal que pueden encontrarse por internet, la mayoría de los estudios serios parecen indicar que la publicidad subliminal tendría poco o nada de valor en el marketing.