Este relato trata de cómo conseguir que un hosting enseñe nuestro whois privado.
Hace pocos días, me puse mí sombrero de detective privado, ya que una dama había venido pocos días antes a mi estudio pidiéndome, con la voz temblando, que necesitaba un impulso con su web recién creada, y yo, que soy un caballero, accedí a hacer lo que pudiera.
Ya delante de la computadora, agarre mi pipa, la llene de picadura de tabaco y le prendí fuego. Las volutas de humo bailaban lenta y seductoramente alrededor de mi cabeza cuando, en mitad de una aspiración de tabaco, vi algo que me hizo atragantarme, vi que usando la herramienta de whois, la cual estaba usando para averiguar la edad de las webs competidoras, podía acceder a absolutamente todos sus datos personales: nombre y apellidos, domicilio, teléfono y e-mail entre otros muchos. Cuando me recupere, agarre el teléfono, ella contesto y le conté lo que había visto. Se puso muy nerviosa y solo conseguí tranquilizarla diciéndole que haría lo posible por ponerle el whois privado.
Con la misma herramienta utilizada antes, descubrí que el dominio estaba hospedado en 1&1, con lo que me puse a remover información en la filmoteca, encontrando lo que estaba buscando, un microfilm que me mostraba, paso a paso, como ocultar estos datos siendo cliente de este hosting. Hinchado de orgullo, me disponía a aplicar lo que había aprendido y dar el problema por solucionado, pero la decepción llego pronto, el panel de control tenia ligeras variaciones y, si obviabas esto y seguías las rutas por nombre, no aparecían las mismas opciones, imposibilitándome poner el modo whois privado.
Cansado de dar vueltas en foros sinsentido, decidí coger el toro por los cuernos y ser un poco más agresivo, llamando al centro neurálgico del problema. Iba a enfrentarme a los amables y eficientes tele operadores de 1&1. Tras no poco tiempo de hablar con ellos, llegamos a la conclusión de que no era posible, en 1&1.es tener un whois privado. El porqué, se lo quedo ella, debe ser uno de esos secretos que te llevas a la tumba o que, si se enteran que lo dices, vienen los hombres de negro y, o te borran la memoria, o algo peor.
Ya con la desazón en el cuerpo, apoyado en la barra del bar, un whisky con dos piedras de hielo en la mano y uno de mis compañeros sentado en el tajo adyacente, llegamos a varias conclusiones. Lo barato, sale caro. Que los hombres odiamos decepcionar a una mujer, prefiriendo ser esquivos y, que si quieres un whois privado, más te vale que tu servicio de hosting no sea 1&1.
J.L.Richmore.